Soy desde ahora el alumno de mis alumnos.
Comienzo así una nueva aventura vital.
Todo surgió de una conversación con una amiga. Argumentaba que los niños deberían ser el centro del sistema educativo, y no unos receptores pasivos. Que tienen mucho más que enseñarnos a nosotros que nosotros a ellos.
Como idea filosófica, todos la apoyamos e incluso creemos que la llevamos a la práctica. Pero a la hora de la verdad, estamos tan sumergidos en un sistema, unas rutinas, un estilo de vida, que hace de esto sólo una bonita idea.
El niño es en nuestra sociedad un objeto que tenemos que moldear, llenar de ideas, condicionar, corregir, evaluar… En fin, no es un modelo del que podamos aprender.
Para aprender de los niños tenemos que cambiar la mirada: Verlos como lo que son… Verdaderas fuerzas de la naturaleza, manifestaciones de la vida en toda su pureza. Con ellos podemos aprender a recuperar todo aquello que hemos perdido y nos identifica como humanos. Aprender a vivir con plena conciencia, inocencia y confianza, pero integrando el aprendizaje vital de nuestra experiencia. Además, me enseñarán a ser maestro, a responder a sus verdaderas necesidades, a ayudarles en la realización de sus verdaderos potenciales.
¿Por que escribo este blog?.
Simplemente para hacer ese esfuerzo de cambiar la mirada. Es un mero ejercicio, más bien un juego. No quiero que nadie lo vea como un conjunto de enunciados filosóficos o pedagógicos a los que cada semana soy capaz de llegar con mi observación. Todo lo contrario. Me encantaría, que dentro de unos años no fuera capaz de leer las primeras entradas sin reirme abiertamente. De reconocer las tonterías que escribía cuando, siendo aún un maestro tradicional pretendía ser capaz de aprender y escribir de mis alumnos. Esto sería señal inequívoca de que mi mirada estaba cambiando. De que de verdad, estaba aprovechando la oportunidad única que la vida nos ofrece, para nuestra evolución personal, a aquellos que trabajamos con niños.
como siempre te digo.ole,ole y reole!!!!!!!!!!!!!!
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