Tiempo, para pensar y enseñar a pensar

Tiempo. Es lo que necesitamos para pensar.

Tiempo. Es lo que necesitan nuestros alumnos para aprender a pensar.

Y tiempo… es lo que nos falta y, muchas veces, lo que le quitamos a nuestros niños.

Llenamos nuestro tiempo con actividades, responsabilidades, objetivos, planes. Tanto nuestro tiempo de trabajo como, incluso, nuestro tiempo de ocio.  Y necesitamos tiempo para pensar.

Para replantearnos nuestra vida… Si hacemos lo que realmente queremos, si somos felices con nuestra forma de vida (la mayoría, simplemente ni lo sabemos), si nuestras relaciones personales son realmente plenas, si somos suficientemente consciente de mi vida… y sobre todo, actuar en consecuencia. Y no pensarlo una vez, pues con la vida cambiamos y tenemos que volver a meditarla.

Para replantearnos nuestro trabajo… Cuál es el trasfondo filosófico de nuestra labor (el que no lo pensemos, no significa que no exista, simplemente, que no es el nuestro), si realmente nos sentimos bien con lo que hacemos, cual es el verdadero motivo de nuestras decisiones, como se reflejan nuestros miedos y limitaciones en nuestra forma de actuar.

Para tomar conciencia en general de todo lo importante en nuestra vida… nuestras relaciones, creencias, emociones, miedos, anhelos…

Pero hemos llenado el tiempo. Creemos que de cosas más importantes. Pero sólo hemos logrado vivir a ciegas. La vida pasa rápido y nos convertimos en hojas al viento  a merced de las circunstancias. Fácilmente manipulables y lo que es peor… con una insatisfacción que, mientras nos hacemos más mayores, intentamos ocultarnos más.

Pero vayamos al grano… Centrémonos en la educación, que es de lo que se ocupa el blog.

Primeramente el tiempo de los profesores… Nos lo llenan de burocracia y papeleos de utilidad discutible. Luego nosotros, con lo que nos queda, aún nos obsenionamos en programar, poner objetivos, cumplir contenidos… Programar es en esencia pensar para no pensar cuando llegue el momento… Anticipar problemas para no equivocarnos cuando lleguen. Es sólo un instrumento al servicio de nuestra inseguridad. Hablamos de la necesidad de equivocarse para aprender pero en realidad tememos a la equivocación y nos asusta la improvisación. Para ello reducimos la realidad a aquello que podemos prever. Dicho de otra manera, reducimos las posibilidades infinitas de la realidad a nuestras limitaciones mentales. Claro, si con la improvisación tenemos que cubrir casi cien contenidos en un curso, evaluar su aprendizaje de forma registrada, hacer adaptaciones curriculares, cumplir con una temporalización, etc., la inseguridad es muy comprensible.

El precio por esta inseguridad es trabajar como autómatas, no pensar sobre lo que hacemos. Nos dedicamos a programar cuando nos deberíamos dedicar ese tiempo a pensar. Pensar en si mis alumnos aprenden de verdad (no si memorizan contenidos), si vienen contentos a clase, si lo que hago es por convicción o sólo por inercia, si realmente fomento los valores que quiero transmitir…

Si no pensamos nosotros ¿cómo van a pensar ellos?.

Luego hay que enseñarles a pensar.

Si programar es pensar para no pensar luego, los alumnos, que ni siquiera programan lo que hacen ¿cuándo piensan?.

Fijaros en el índice de cualquiera de los libros de primaria. Si intentamos completarlos ¿qué tiempo queda?. Agobia sólo de verlos. Llenos de contenidos la mitad inútiles (yo pienso que todos, pues lo importante son los procedimientos.) : No tenemos más que fijarnos en las evaluaciones iniciales para darnos cuenta… todos olvidados. Y si hay olvido es que no ha habido aprendizaje.

No hay tiempo para hablar, para imaginar, para sentir, para jugar. Y los niños necesitan mucho tiempo. Repito, mucho tiempo. Y si ese tiempo lo tienen que sacar fuera de la escuela, no entiendo el valor de esta institución más que como agente de manipulación social.  Yo personalmente, prefiero no trabajar en un sitio así.

Estamos haciendo autómatas, que no piensan y no quieren sentir. Pero no nos preocupa porque la mayoría de nosotros somos así.

Pongamos el freno. Si empleamos tiempo para pensar, todo el que podamos, enseñaremos a pensar.